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En OPIMÁTICA estamos ocupados de que los usuarios de nuestros servicios, así como de quienes nos siguen a través del portal y cuentas de redes sociales, tengan elementos de información lo más precisos y adecuados, en esta ocasión, en el contexto de nuestras cápsulas informativas, Cultura para las Encuestas, abordamos un tema sobre el que de manera recurrente surgen interrogantes al desear realizar una encuesta de opinión o revisar resultados de éstas. ¿Qué significa la representatividad de la muestra en una encuesta?

Un estudio de opinión cuantitativo clásico se lleva a cabo realizando una encuesta, para hacerla se debe definir una población de interés, es decir, definir el colectivo social del cual nos interesa conocer opiniones, sentimientos, percepciones o posicionamientos. De este modo la encuesta será el instrumento o herramienta que utilicemos para tener el conocimiento de esas expresiones de quienes forman parte de la población que hemos definido. De esta forma, las poblaciones de interés pueden ser los habitantes de un municipio, los estudiantes de las escuelas secundarias de un estado o los electores de un país que tendrá un proceso electoral en corto tiempo. Las poblaciones de interés pueden estar conformadas por cientos, miles o millones de personas, según las hayamos definido.

Conocer las opiniones de todas las personas que son parte de la población, es decir, hacer un censo, sería maravilloso, pero esto es poco práctico y muy costoso de realizar. Por ello el método de encuesta es una alternativa menos costosa y realizable en corto tiempo. Consiste en entrevistar a sólo una parte de la población y realizar conclusiones válidas para toda la población de nuestro interés. La parte de la población seleccionada en la encuesta, como ustedes saben, se denomina la muestra de la población y es deseable que ésta sea representativa de la población, es decir una muestra es un “modelo a pequeña escala de la población de interés”. Por ello, para quienes realizamos encuestas de opinión debemos ser profesional y científicamente cuidadosos, en la realización de estos ejercicios de opinión. Es decir, cuidadosos en la planeación, en la ejecución de los trabajos y por supuesto en la comunicación de los resultados que se obtienen.

Para que la muestra sea ese modelo a pequeña escala y por tanto se alcance la ansiada representatividad, se debe tener una adecuada caracterización de la población que nos interesa conocer sus opiniones y sentimientos. Así, siempre debemos tener claro que habrá diferentes opiniones en los jóvenes respecto de mayores, entre mujeres respecto de los hombres o personas que se declaran no binarias en su género. También es frecuente encontrar diferencias en preferencias políticas, hábitos de consumo o problemáticas sociales, entre opinantes con diferentes grados educativos alcanzados o en constructos sociales más complejos, como por ejemplo el nivel socioeconómico. La caracterización de la población nos llevará a responder dos interrogantes que se plantean de partida cuando se va a realizar una encuesta, responder estas dos interrogantes nos conducirá a poder comunicar al cliente de nuestra consultoría, el monto de la inversión necesario para la encuesta y el tiempo que se requiere para realizarla. Esas dos interrogantes son ¿Cuántas personas debo encuestar? y ¿Cuáles personas debo encuestar?

Determinar cuántas personas entrevistar, pasa por si se conoce o no el tamaño de la población, es decir, cuantas personas la conforman y que tan preciso se quiere ser con la estimación de los resultados. Toda encuesta está acompañada de un error máximo permitido que asumimos en la selección de algunos cuantos, para poder generalizar para todos los que componen la población de interés. No será lo mismo un error de 2% para nuestras estimaciones, que un error del 5%. A menor error mayor tamaño de la muestra. Otro de los aspectos a considerar es cuan heterogénea es la población (varianza), en estudios sociales es poco frecuente encontrar poblaciones homogéneas respecto de sus percepciones. Es pues aconsejable plantear la mayor heterogeneidad permisible para nuestras estimaciones (nos curamos en salud), claro todo en la vida tiene un costo, a mayor heterogeneidad el tamaño de la muestra es mayor. El último de los elementos que debemos definir es el nivel de confianza (probabilidad) que las estimaciones muestrales se ajustan a la realidad social que deseamos conocer. Tener un 95% o un 99% de confianza en una encuesta, es una probabilidad muy alta de que un porcentaje estimado de acuerdo con una política propuesta o una simpatía con un personaje sea el que esté correspondiendo efectivamente en la población. En resumen, para responder ¿cuántas personas entrevistar para una encuesta?, debemos especificar el tamaño de la población de interés (caso de que esto no sea así, se define población desconocida), el nivel de error permitido, asumir la varianza para la población y el nivel de confianza para las estimaciones.

La representatividad de la muestra no sólo se tendrá en saber ¿los cuántos?, que está determinado por el tamaño de la muestra. En la realización de una encuesta debemos considerar ¿los cuáles?, es decir qué características deben tener los elementos que componen la muestra y cómo vamos a seleccionarlos. Si consideramos una selección al azar de las unidades muestrales, estaremos ante un muestreo probabilístico, que se basa en la aleatorización como criterio de selección. De esta forma, la selección de las unidades muestrales dependerá del azar y no del juicio de una persona o procedimiento no aleatorizado. En consecuencia, los métodos de muestreo no probabilísticos son aquellos en los que no media el azar para la selección de unidades muestrales, sino están determinados por el juicio de un participante en el estudio, o la conveniencia de que un determinado elemento o individuo forme parte del EO.

Realizar un estudio de opiniones considerando un método de muestreo probabilísticos, posibilitará que cada elemento de la población tenga una misma posibilidad (probabilidad conocida), de ser seleccionado para conformar la muestra, además de que cada selección de una unidad muestral sea independiente una de la otra y que el cálculo de la precisión de las estimaciones a partir de la muestra (error muestral permitido) se hace dentro de los márgenes de probabilidad específicos. Ello permitirá que los resultados, las estimaciones obtenidas a partir de la muestra, se puedan generalizar a la población de interés.

Ahora si estimados y estimadas colegas, estamos listos para dimensionar los alcances de una encuesta respecto de su representatividad (leer la famosa vitrina metodológica) y poder cuestionar seriamente a quien nos propone realizar una encuesta de nuestro interés, acerca de los elementos que acabamos de comentar.

Claudio Castro